sábado, 3 de julio de 2010





AMANECER DE LUCIÉRNAGAS



Miraban raro.

Como si la luz les hiciera daño.

En los bosques

los abedules batían la nieve

y era domingo.

Una cabaña.

Café recién hecho.

Las mismas mantas.

Restos de sangre en la cocina.


Miraban raro

en otro amanecer de luciérnagas.



JAVIER MARTÍN